sábado, 8 de marzo de 2008

China... hereje


Siempre pensé que no se podían separar el sexo y el amor. Es por eso que siempre reservé mis momentos de intimidad para aquella persona con la que de me sintiese comprometido sentimentalmente. Y así fué siempre, hasta que pasó con "R".

"R" es mi compañera de universidad, recuerdo que cuando nos conocimos nos caímos muy mal; a mi me disgustaban sus disfuerzos y a ella mis poses de sabiondo, pero pese a esos desentimientos, al final de la carrera nos hicimos muy buenos amigos, tanto que algunas veces rompíamos la barrera y terminabamos besándonos en los pasillos, en los patios, y en los parques. Siempre puse las cosas en claro, entre nosotros no podía pasar nada más que eso, porque entendíamos que nuestros carácteres diferentes terminarían haciendo daño a una eventual relación. Además ella está muy alejada a mi tipo ideal de chica.

Cuando estuve a punto de comprometerme más de la cuenta en esas salidas con "R" fue que conocí a "A". Y fue luego de unas pocas semanas cuando les contaba entusiasmado a mis amigos de la universidad de mi nueva relación, cuando percibí lo afectada que se mostraba "R", luego me enteré que se había enamorado de mi, y lo estuvo mucho tiempo, por años.

"A" era realmente celosa, y casi me "prohibió" que viera a "R", cosa que yo acepté, puesto que no quería incomodar mi nueva relación, además fue cuando me enteré lo que "R" sentía por mi, por lo que decidí alejarme.

No sé que rara relación quedó flotando entre nosotros, pues cada vez que peleaba, discutía, o me sentía mal por algo causado por "A", recurría a ella, como amigo claro, por lo general eran largas conversaciones telefónicas, muchas al filo de la madrugada. Luego, decidí alejarme por completo, porque hace un par de años al salir de una fiesta, presa del exceso de alcohol (supongo) ella aseveró:

Aún me gustas mucho...

Me alejé para evitar problemas, porque (aunque suene muy falso) cuando estoy con alguien soy un hombre muy fiel, cosa rara hoy en día, pero yo soy así, y mientras más alejado me econtrara de la tentación, pues seguiría plantado en mis principios.

Volví a encontarme con "R" hace unos meses, casi casualmente. Por supuesto ella estaba un tanto molesta conmigo por mi alejamiento, porque ella me consideraba aún, uno de sus mejores amigos. Salimos, conversamos harto, hasta le conté mi reciente separación y terminamos caminando de la mano por las calles de San Miguel. Luego, fueron otras salidas, cines, paseos, tragos, hasta que, indefectiblemente pasó lo que pasa cuando una pareja está muy entusiasmada y pasada de copas.

Hasta hoy, a un par de meses de lo sucedido (que ha vuelto a suceder con regularidad y prolija periodicidad) nos preguntamos ¿qué clase de relación es esta? "R" no está enamorada, ni siquiera ilusionada por mí, es más, suele emocionarse bastante por un pata que la afana, y yo pues, salvo los momentos gratos que de por sí tienen estas cosas, no me siento ni siquiera atraído por ella. Eso sí nos ha servido para curar viejas heridas, y sobre todo "fortalecer" nuestra "amistad".

No sé si esto es sano, o bueno, trato de no pensar en ello, porque sé que no encontraré respuesta. Sólo espero que cuando decida dejar atrás estas cosas, ella no reaccione tan mal, como hace casi 6 años, cuando yo iniciaba con "A", y que dijo:

Me siento una idiota, ¡Como he perdido el tiempo contigo!.

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